La hermandad de la Soledad volvía a elegir como ya hiciese en 2011 una fotografía mía como ganadora del concurso que organiza cada año.
La instantánea recoge una imagen de la Virgen de los Dolores instantes antes de abandonar la plaza de la Catedral en dirección a la calle Cervantes tras realizar su estación de penitencia ante las puertas del mayor templo de la diócesis.
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